el sol está peligroso, dijo doña madre

después de un viaje de casi seis horas, porque sí, zárate ha de estar alejado de todos y de todo, aunque no seamos campo, siento que todavía estoy sentada en el auto. Siento el cinturón apretándome el hombro que está coloradísimo, mal. Siento el sol, y la funda de la almohada de mi mamá enganchada en el vidrio. Siento la curva ahí cerquita de aeroparque, siento que me muevo y que todavía estoy sentada sobre mis tobillos (pobres tobillos). Todavía doy vueltas y me tiro encima de mi hermano para ver cómo pasa un avión por encima nuestro, no es que nunca haya visto una, pero esa especie de monstruos siempre me sorprenden. Vale aclarar, para los de mardel, que las playas muy sucias eh.

No hay comentarios: