CON MI OTRO YO

¿Estas enojada? ¿Yo? Si. Muy. ¿Con ella verdad? Si. ¿Y ella? ¿Ella qué? Digo… si ella también esta enojada. Ah si, pero creo yo no tiene motivos. ¿Vos? ¿Qué crees? Y… nada, no puedo opinar. ¿Por qué lo decís? Porque si, que se yo ¡no preguntes tanto! Explícame que paso, dale. Uh, como sos eh, siempre salís ganando. Y, viste, así soy yo. Dale deja de perder tiempo y contame. No hay mucho que contar, ya sabes por donde viene la mano. ¿A si? ¡Dios! ¡¿Todo tenés que saber?! Y… se supone que si ¿no? (vuela un almohadón, muy fuerte). ¡Y te reís! ¿Qué querés? ¿Qué llore? Ah, veo por donde viene la mano, sin dudas desayunaste, almorzaste, merendaste y cenaste payaso. Bueno, dejo de reírme, pero vos decime como fue todo. Es así, la chica me vio la cara. ¿Te das cuenta? Siempre que les das la mano, te agarran el codo, suele decir la gente. Bueno, a mi, me agarro el hombro, no el codo ¡el hombro! Más allá de que (querida otra yo) vos la defiendas y digas que fue “simplemente una broma”. Yo lo veo más problemático ¿sabes? Más allá de lo que haya sido o no, me molesto el hecho. Porque eso no lo creí desde un principio, era demasiado. Pero ahora, ¿era necesario? De los dolores se aprende me dijo una amiga el otro día, y de este, justamente de este dolor, aprendo que no siempre debo dar la mano. Por más que la culpa me carcoma la cabeza. ¿Para qué? Si sabes, decime. ¿Qué? ¡No me mires así! (vuela la almohada). ¿Se supone que tengo que ir y perdonarla? ¡No querida! Vos porque sos mi yo superado, pero mi orgullo no da para que yo vaya y la perdone, por lo menos por ahora. Si después seguramente va a pasar lo mismo, invente lo que invente, joda con lo que joda. Me hizo sentir como completa estúpida, y se que eso no te gusto, y si no fuera por (gracias Dios) mi amada paciencia (me encantaría saber de quien la herede) esa chica ya estaría peladita, pero como yo no fomento la violencia sino la paz, dije: ¿Por qué no cortar el problemita de raíz? ¿Vos que pensas? ¿Yo? No, mi hermana. ¡Nair! (vuela almohadón, otra vez) Dale, habla. Nada, sabes que somos todo lo contrario. Que si fuera por mi, estaría pelada y perdonada. Pero en esto pienso igual que vos (sonrisa, grande). ¿Sabes que pasa? ¿Qué? A veces, y no solamente vos, sos muy buena. ¿A si? ¡Mira! No me había dado cuenta. No, de verdad te digo. No te importa a quien estas ayudando. “Ayudas con los ojos cerrados”, y por eso pasa lo que pasa, tontita. Vos sabes muy bien que querés perdonarla, y a la vez sabes que no podes hacer eso. Sabes que a la misma vez que la odias, la querés, no se si mucho. ¿Y yo tengo la culpa? Obvio que no, pero trata de medir lo que haces y decís. ¿Qué querés decir? ¿Qué estuvo mal lo que dije? No, sabes que no. ¿Entonces? Entonces, trata de ver con quien hablas, a quien ayudas. Sabes que con aquella persona hiciste bien. Y estuviste bien porque si hubiera sido por mi, estarías sintiendo algo que jamás sentiste. No entiendo a donde querés llegar con tu argumento. Quiero llegar a que, literalmente, te saques esa venda y veas. Ella te engaño, lo sabes. Te engatuso y no lo hizo solamente con vos. Y se que te sentís usada, una tremenda boluda y todo eso que dijiste, y sabes que creo que no merece una segunda oportunidad. Aunque ese músculo que supuestamente “siente cosas” diga que si, las dos sabemos bien que no. ¿Y? ¿¡Y qué!? (almohadón para mi) sabes que no podes ni querés perdonarla. Ah, entiendo. ¿Querés que esto llegue a buen puerto? ¿Eh?, no yo me bajo del barco ¿VOS?

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