Se trata de crecer, de aprender.
Aprender a ver las señales, a armar el camino siempre.
Si la Tierra misma fuera a explotar, al segundo siguiente poder disfrutar cada momento, como si se tratara del último segundo de vida.
De crecer para aprender, de aprender a crecer.
Se trata del amor. De amar. Amar a un amigo, a un hermano, a un abuelo, a los viejos. Amar a la vida. Amar esos errores que me hacen seguir creciendo, y disfrutar del amor cuando no caigo ahí tentándome. Amar cada amor verdaderamente. Sentir que el corazón está a punto de estallar cada vez que me inundan emociones y decepciones. Amar cada mínima partícula del mundo con todo el cuerpo y el alma.
Amarme yo.
Se trata de componer un todo, con todas las cosas que me deja cada ser humano, las enormes y los átomos. Cada persona con la que me crucé en mi vida, apareció ahí por algo. A veces pude verlo. Otras no.
Amar cada momento.
Recordar lo que amo y por qué lo amo, el calor del sol entibiándome la piel.
La sensación del viento rozarme todo el cuerpo, las olas queriéndome alcanzar.
Aprender a amar las alegrías infinitas y los gritos de desesperación y dolor de la vida.
Amar al amor.
Quiero saber escuchar el silencio, y dejar que me aturda.
Aprender a elegir. Permitirme elegir mal, llorar, equivocarme y valorar las veces que elijo bien.
Llorar menos pero con lágrimas filosas y sabias. Despertarme y caer en la cuenta de que todavía estoy viva.
ESTOY VIVA.
Amar mis virtudes y conocer de a poco cada uno de mis defectos.
Amarme a mí misma. Y permitir que me amen.
El amor mueve al mundo.
Se vive por amor.
Amor a la vida.
Para mí, de eso se trata vivir.
(MI hermana)
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