-Una vez vi a una mujer con un vestido rojo, escotado, con los ojos vidriosos, andando por las calles cuando el termómetro marcaba cinco grados bajo cero. Pensé que estaría borracha y fui a ayudarla pero rechazó mi abrigo.

-Quizás en su mundo fuese verano, y su cuerpo estuviera caliente por el deseo de alguien a quien esperaba. Y aunque esa otra persona existiese apenas en su delirio, ella tiene el derecho de vivir y morir como quiera, ¿no crees?

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