(inocente) colectivo lleno

por la ironía que emanaba una señora hoy en el colectivo, supe que se enojo conmigo porque no le di el asiento a una señora que, dicho sea de paso, podía mantenerse de pie. La viejita seguro que se había levanto a las 10.30 de la mañana -para mí, la mejor hora para levantarse-. Señora: ella no madrugó, yo sí. A mi me duele el cerebro (¿?) y las piernas. El uniforme del colegio me pesa, y la mochila ni le cuento. No hablemos de la campera que cuelga y de las monedas y el boleto en el bolsillo.

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