Pensó en la casita de muñecas gigante que su padre había prometido construirle.
Miró su patio trasero y con nostalgia la imaginó ahí, ocupando ese lugar vacío.
Entonces viajó unos años más atrás y también se imaginó jugando ahí a todos los juegos que de niña no pudo jugar. Se imaginó siendo un poco más feliz y sonrió.
Porque a pesar de los años Louise podía seguir sonriendo y pensando que la felicidad llega,
que toca la puerta cuando ya no la esperamos ni la deseamos.
Llega en esos momentos de oscuridad, cuando no sabemos a dónde partir.
Ni a donde llegar.
La felicidad acecha.
4 comentarios:
cómo me gustaría que tengas razón y que lo que decís termine por ocurrir irremediablemente.
(dile que le traigo una poca dentro de un tarro de mermelada)
cosquillas
en la nariz
la felicidad está siempre chiquita, y el día menos pensado te va a sorprender tocando a la puerta.
te amo
♥
tan cierto
cuando menos pensamos
llega la felicidad
♥
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