Mal o bien aprendés que nunca se termina de olvidar. Aunque intentes, aunque borres cada registro que existe en tu cabeza. Si algo tiene que volver vuelve y no hay forma de evitarlo. De evitarte. No se disuelven los recuerdos, no se mezclan con agua, no se transforman en otra cosa. Los recuerdos no. Nada se olvida. Vuelve, todo vuelve, como las olas al mar, como la espuma, como la lluvia, o el viento, o el sol, o las nubes, o la luna. Todo tan eterno que se ríe de nosotros, efímeros, cortos, tontos. Recuerdos disfrazados de falsas esperanzas, de memorias, de todo eso que no fue. O que pudo haber sido.
4 comentarios:
Recuerdos que son momentos instalados en la eternidad, vivientes y latiendo (a veces tan fuerte que ensordecen).
Nunca se deja de olvidar, como tampoco de intentar recordar. Pero siempre se puede seguir adelante aceptando que hay un pasado y que ahora estás en el presente.
No se olvida, sobretodo, si en realidad no se quiere olvidar.
Olvidar tal vez sea lo más difícil que las personas podemos hacer...
Antes tenía otro blog, he cambiado y ahora soy nueva :) Te leo, un beso!
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