de repente

si no me puedo dormir, por ejemplo, un viernes (ya sábado, pero igual digámosle viernes) a la ¿una? de la madrugada, prendería el velador y estiraria sólo los brazos para buscar algún libro entre todos los que descanzan al lado de mi cama en un cajón de madera que fue a parar en mis manos porque estaba lleno de casets que vaya a saber el mundo entero de blogger adónde terminaron. Pero no. Que no. Yo me paré y camine (en boxer y una remera que encontré entre el acolchado) hasta el living y prendí la luz. Un especimen apodado "mi hermanito" duerme plácidamente todo duro y doblado sobre el sillón.
En fin, reposo mi mirada sobre la biblioteca y miro tooooodos los libros que en mi estadía en mi casa (ya catorce años) no leí. Bueno, tampoco iba a leer cuando llegué ¿no?
En fin -otra vez-, estaba buscando un libro. (y sí boluda!!!! ¿qué mierda vas a buscar en una biblioteca?) Encontré uno de Elsa Bornneman (si así era o es su apellido). "Corazonadas" hizo que me quedara hasta las ¿dos? leyendo como una nena de diez años un libro que (a pesar de que no tiene muchos años) está todo amarillo y tiene olor a libro viejo. Conozco el olor porque mi casa está llena de libros viejos.

No sé a qué viene el tema, pero bueno. Es un libro que llenó mi infancia, che.