Qué difícil se vuelve tomar decisiones cuando tenemos que hacerlo a costas de otro. Es difícil decidir qué hacer y qué no porque pensamos que al otro puede hacerle mal. Nunca me había pasado, y las cosas que siento son tantas que creo que me hace mal a mí misma. Porque las miradas, los abrazos, los besos, las veces que nos ignoramos pero sabemos que estamos ahí, constantemente dando vueltas uno al rededor del otro. Y aunque vos mires a los ojos a otra... y yo le sonría a otro, sabemos muy bien a quién dedicamos cada mirada, cada abrazo, cada sonrisa, cada beso, cada suspiro.
Es raro, se siente raro. Verte siempre y no poder gritarle al mundo todo... solamente porque tomar una decisión como esa no sería fatal, pero supongo que lastimaría a unos cuantos.
Prefiero que elijamos el silencio, el secreto, la clandestinidad. 

Como si fuera una aventura.





1 comentario:

Soniaa dijo...

A veces es mejor callar. Uno nunca sabe cuando se descubrirá pero algún día saldrá ante todos y es eso para lo cual tenes que estar dispuesto si es que pretendes ocultar.
Todos sabemos muy bien a quien dedicamos cada cosa.

Un beso, me gusto mucho esta entrada.